LA TORRE DEL SILENCIO
Capítulo IV:
(Cuarto de baño
de Aaron Hotchner,en su casa familiar de Seattle)
El espejo de luna entera le devolvió su imagen.El cuerpo
recio,de carnes apretadas,enjutas,pero poderosamente nervudas; la señal ominosa
de la puñalada que alguna vez le propinara el
monstruo en su costado;las invisibles marcas de los mil y un besos que
le diera su amante,como manchas de ambrosía mezcladas con veneno,diseminadas
por toda su piel,sin pudores,sin tapujos..
(“Spencer....pequeño engendro mestizo de cielo e
infierno...”)
(“Spencer...vida
mía...muerte mía...”)
La piel trigueña se erizó de golpe.Los músculos se tensaron
en un espasmo inefable,doliente y delicioso.
Su diestra sostenía aquella fotografía tomada en un día
radiante(“Quién la habría tomado?García?..Sin duda!”).El rostro puro,recortado
suavemente por la mata de largos cabellos color de almendra clara(color de
almendra amarga),los ojos casi de oro,de espaldas a un sol estival hiriente y
obscenamente atrevido;el cuerpo esbelto como una rama de sauce;los finos
miembros suavemente abrasados por la luz del estío;el diminuto bañador color de
púrpura,los pies descalzos,esos pies quizás demasiado largos, que había amasado
una y mil veces con caricias y
besos..La sonrisa,no explícita,sino tácita,en los labios de melocotón
maduro....
Un hilo de saliva asomó a la comisura de sus labios.Su mano
izquierda,la siniestra mano del tentador,descendió por sus muslos,en busca de
la marca de su raza,que coronaba el fruto,enhiesto,duro,enrojecido por el deseo.
(“Mild un leise....”)(Suave y tranquila)
Recordó aquella vez cuando un caso inesperadamente complejo
los arrastró hasta la Opera Metropolitana,durante una representación de Tristán
e Isolda...
(“Mild und
leise...”)
El amor que muere y mata.
Las notas de aquel pasaje casi orgásmico de Liebestod
resonaron en su cabeza,en tanto su mano derecha aferraba ,como una
garra,hendiendo las uñas en el papel,la fotografía.
Su mano izquierda,remojada en su propio dolor hecho deseo
frustrado,se movía suavemente,lentamente.Dejó que su cuerpo se deslizara dentro
de la tina.El agua tibia casi hirió sus carnes .....
Su mano enloqueció.
(“Mild und
leise….”)
Su garganta explotó.Ahogó el grito del éxtasis,se mordió
los labios hasta que le sangraron.
(“Tú,Aarón,perro judío
onanista!”)
Luego,el silencio,el vacío..Otra vez la niebla....
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(Estudio de
J.Gideon en la Ville d’Autrémont,Combourg)
La mata de seda color miel descansaba sobre el maduro pecho
desnudo,cubierto por mil y una cicatrices.
-Recuerdos de Afganistán-dijo Jason,.acariciando el hombro
marfileño que se acurrucaba,mimoso,contra su carne-Como esta manta que ahora
nos cubre.(Ambos yacían en la chaise longue,desnudos,cubiertos por una
bellísima manta afgana de lanilla muy
suave,color lavanda,con figuras caprichosas en cobre viejo).
Gideon acomodó mejor la manta,arrebujando en ella el cuerpo
de Spencer.
-
-Esto..y un muchachito afgano llamado Haman Hamid,que de vez
en cuando aliviaba mis pesares con su boca experta,es lo único que me queda de
mi aventura centroasiática,aparte de las cicatrices.
Spencer miraba la inmensa biblioteca que servía de pared de
fondo al estudio de Gideon.
En cinco minutos leyó y catalogó los títulos de unos
doscientos volúmenes en cinco idiomas.
-Tiene usted una interesante colección aquí,profesor.Cuántos
volúmenes en total?Un mil seiscientos cincuenta?
-Exacto,hermosura soberana-Gideon entrecerró los
ojos,satisfecho,besando el hombro de raso-Exacto-suspiró.
No había querido penetrar a Spencer.Solamente se habían frotado
el uno contra el otro hasta el hartazgo,matizando los roces con la exploración
de sus bocas:Spencer,casi como un infante,bebiendo ávidamente.Gideon,como un
enfermo idiotizado por una droga de sangre palpitante concentrada en las nalgas
de Spencer Reid.
-He reunido esta biblioteca a lo largo de toda mi vida,y
tengo más ejemplares en mi recámara.Notarás que casi no hay textos
criminológicos,salvo los que yo mismo he escrito en el pasado.
Spencer se hallaba entetenido recordando palabra por palabra
el volumen segundo de la General History,de Gibbon.
-En Gibbon,sus notas de pie de página son lo más
interesante-acotó-Como cuando cita el pasaje en el que Suetonio describe a los
pececillos de Tiberio,los muchachos apenas púberes nadando bajo el agua en la alberca imperial .... ...
Gideon rió,besándole la frente.
-Eres la perfección hecha carne....-susurró,a su
oído,lamiendo suavemente la concha de su oreja pálida,delicada.Y agregó,en un
tono casi amenazador:
-Y eres mío....
Spencer se incorporó,súbitamente.
Gideon sonrió,con una expresión aviesa en la mirada.
—O...eres de otro?
Hizo una pausa,suspiró hondamente.
-No te preocupes.Siempre lo supe todo.Fue durante aquel caso
terrible,en Anchorage,verdad?Los homicidios del carnicero de Alaska?
Spencer asintió.
-Lars André Tourneur,el desguazador de Juneau.,el que
degollaba a sus víctimas con el filo de un trozo de hielo,y luego las
depostaba,como en una carnicería.Lo recuerdo como si fuese hoy.Buen
trabajo,buen trabajo.Spencer.......
-No había pistas-dijo Reid-El sujeto era asombrosamente
hábil...
-Sí.Y el hotel de Anchorage estaba tan atestado de turistas
en aquella época del año, que debiste compartir tu cuarto con tu ilustre
jefe.Que,además de jefe,se convirtió inmediatamente en tu amante.
-Casi sin advertirlo-dijo Reid,encendiendo un
cigarrillo-,como si hubiese sido la actitud
consuetidinaria de una pareja de furtivos,,caímos el uno en los brazos
del otro.Usted lo conoce:sabe que no se trata de una persona fácil-Gideon hizo
un gesto,asintiendo,en tanto Spencer proseguía-Usted se había quedado en
Quántico,retenido por un embrollo bastante importante,un lío de Asuntos
internos.Morgan aún guardaba
cama,reponiéndose de sus
heridas.Sólo estábamos las muchachas,él y yo.
Tourneur dejaba notas en los muros de la ciudad,anunciándonos
que atacaría a una determinada hora,en un día convenido.Pero las pistas eran
casi siempre falsas.Nos devanábamos los sesos...Preparé los detalles del mapa,y
me concentré en la triangulación de una
llamada recibida desde un celular desechable...Y...Nada!...Finalmente,encontramos
a Tourneur cuando se disponía a escapar de Anchorage por la carretera que
conduce a Juneau,la ciudad de la que era oriundo.La carretera estaba helada.El
auto derrapó....y Tourneur murió en el acto,ahorrándonos no solamente la tarea
de acabar nosotros con él,sino la tediosa ceremonia del arresto,que,en su
caso,era ciertamente ridícula.
Cansados,helados,ateridos,volvimos al hotel.Las muchachas se
quedaron a jugar bingo en el gran
salón de la planta baja..Nosotros subimos a tomar una ducha caliente ,y a
descansar.Era imposible despegar con la tormenta .Soplaba el blizzard como si
lo agitase el mismo demonio.Tomé un papel e hice un cáculo de las
probabilidades que tendríamos de salir de allí:no vi otra solución que armarnos
de paciencia....serían tres o cuatro largos días.
Él sacó de su billetera la fotografía de la rubita,y la miró
con tristeza.Quise retribuirle el gesto que había tenido conmigo tras lo de
Hänckel,y,sobre todo,crear cierta confianza para poder escabullirme y darles a
mis venas lo que me pedían a gritos.-sonrió-Pero yo ignoraba (o no quería
admitir)que mis venas no estaban clamando esta vez por una aguja....
Apoyé mi mano en su hombro.Lo miré directo a los ojos.Y
entonces me di cuenta de que eran los ojos más hermosos que había visto en toda
mi vida,y que su boca filosa,amarga,me atraía como atraen las bebidas
espirituosas fuertes.O como atraen los venenos.
Se había quitado la chaqueta,y estaba en mangas de camisa.Se
aflojó la corbata.La calefacción estaba altísima.Empezó a desabrocharse la
camisa.Mis ojos seguían su mano...
No sé exactamente en qué instante nos estrechamos en un
abrazo inconmensurable.
Yo mismo le pedí que me sodomizara.Le dije que si no era
él,no sería ningún otro.
Spencer se detuvo,al ver que el rostro de Gideon enrojecía
de cólera,.
-Ningún otro?...No has estado,acaso,con Ethan?No copulaste
con él cuando despareciste durante toda una tarde,mientras estábamos en Nueva
Orleáns?Tú mismo me llevaste luego a conocerlo.Y yo te dije que.como pianista,
era bueno.Y quise decir que acaso también fuera bueno como sodomita. Daba por
sentado que eran amantes.Sabes que no puedes engañarme.
-No-cortó Reid,secamente-Él quiso obligarme,quería que me
desnudara para observar las marcas del crimen en mi piel...Pero yo me rehusé.Y
finalmente hubo de abandonar su insistencia.
-Y,dime...Rossi...nunca se te ha insinuado?
Reid se encogió de hombros,sorpendido
-No.Por qué habría de hacerlo?
Reid estaba más que atónito.
-Acaso usted lo conoce?
Gideon sonrió de una manera tan aviesamente burlona,que Reid
hasta sintió miedo.
-Y quién te crees
que le sugirió”amigablemente” que volviera a las andadas?El viejo zorro David
estaba por jubilarse.Tiene dos años más
que yo.Y tanta experiencia que hasta podría dictar cátedra también acerca de la
manera de sodomizar a bellezas supremas
como tú...Rossi es tan perverso como yo mismo:sólo que a él se le nota
menos.Hace más de treinta años que lo
conozco.
-De veras?
-Sí.
-Y en dónde le conoció usted,si puede saberse? En el FBI,en la Universidad,en el
Ejército...?
-En el desierto de Nevada.Es una larga historia,que no viene
al caso.
Reid comprendió perfectamente que la historia sí venía al
caso,y se preguntó qué diablos podían estar haciendo Rossi y Gideon en el
desierto de Nevada(muy cerca de donde él mismo,Reid,había nacido) treinta años
atrás...Sólo se atrevió a preguntar:
-Ustedes fueron amantes?
La carcajada de Gideon debió resonar en Quántico,por lo
estentórea.
-Amantes?!-dijo,ahogándose de risa-Amantes?El “come
-spaghetti” y yo?
Esa sí que es buena!!
Reid no se rió.Terminó su cigarrillo,y se tendió nuevamente
en la chaise longue,dejando que la manta afgana se deslizara bajo sus
tetillas,que aparecieron como dos botoncitos en floración .
Gideon dejó de
reir,y acercó su boca a los pezones de Spencer.
-He estado en el Cairo,pero debo decirte que todas las rosas
de El Fayum ,las más bellas del mundo,al abrirse en la mañana bajo el rocío,no
pueden competir con tus tetillas.
Spencer se dejó adular y adorar,en tanto pensaba en las
medias frases,en las palabras de Gideon,no en las que había dicho,sino en las
que no se había atrevido a decir.
Gideon lo hizo girar con un movimiento muy suave,y descubrió
las nalgas de Spencer,acariciándolas febrilmente.
-Déjame entrar-susurró-,y me dirás si soy capaz de hacerte
gemir tanto como tu circunciso.
(CONTINUARÁ...)
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