STORIES OF MEN AND BLOOD

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jueves, 4 de octubre de 2012

LA TORRE DEL SILENCIO:CAPÍTULO III

LA TORRE DEL SILENCIO

CAPÍTULO III:

 


Spencer se detuvo a escuchar. El tempo era quizás demasiado lento comparado  con el habitual  en las interpretaciones de la famosa pieza,pero lo encontró fascinante. Sumamente apasionado.
Permaneció de pie,en la puerta del estudio de Gideon,viéndolo  moverse sobre el teclado,vestido con un fumoir de terciopelo color guinda;el cabello castaño oscuro,casi negro,lacio,y quizá algo entrecano,fuertemente peinado hacia atrás.,cubriendo sin embargo apenas la incipiente calva de la coronilla.
Un cigarrillo se consumía en el cenicero que estaba sobre una mesita cercana.Una taza de plata,con base de porcelana(ubicada junto al cenicero) dejaba enfriar el café.
Carraspeó,aunque sabía muy bien que Gideon quizás no podía oírle.
Hubo un silencio que siguió al último acorde.
No hizo,sin embargo,ningún comentario.Estaba todavía  boquiabierto.
.
Luego Gideon se volvió,y lo saludó  despreocupadamente:
-Buenos días,Reid. Has descansado bien?
-Sí..eh...no....
Sabía que no podía engañarlo.Nadie podía engañar a Gideon. Bueno,quizas él mismo sí podía,,,,si se lo permitía a sí mismo,algunas veces...
-Estuviste en París..cuántos días?-le preguntó,tomando su cigarrillo,un Gauloise cuyo acre aroma hería el sensible olfato de Spencer, causándole  una mezcla de placer y desagrado.
-Horas,nada más.Sólo tuve tiempo para visitar Notre Dame,algo del  Louvre(muy poco,casi nada).El Musée de l’Homme estaba cerrado,y...
y...
-Y aprovechaste para darte una vueltecita por la facultad de Medicina,citar a un estudiante llamado Duperré para media hora más tarde en la calle de la Contraescarpa,y proveerte de una ración de quitapesares....correcto?

Reid sonrió,a pesar de verse descubierto.
(“Cómo diablos podía saberlo?...”)
-No te preocupes.Sé que no  has olvidado a quién tienes delante de ti ,Reid..
-No,desde luego que no,señor profesor.



Le indicó una silla junto a él,y agitó suavemente una campanilla de plata.
-Más café?-preguntó
-Sí,gracias,por favor.
Madame Dutertre trajo el café.
Gideon se inclinó ligeramente hacia Reid,en actitud de confidencia.
-Ahora voy a develarte la incógnita mayor ,amigo mío. Voy a decirte por qué te he hecho venir aquí. Para ello,debo remontarme a la carta(que creo todavía conservarás)que dejé abandonada para ti junto a mi Glock reglamentaria,mi placa y algunas otras cosas más,en aquella cabaña perdida en medio de  los bosques de   Virginia. Recordarás que te dije que solamente tú podrías comprender.Tú,que eras mi hechura,que llevabas ya la marca del genio cuando te encontré.Tú,que respirabas el aire de mis pulmones,que parecías una extensión de mis venas...Tuve un hijo que nunca jamás quiso reconocerme,un hijo de cuya filiación siempre dudé.Tenía motivos para ello...y,desde entonces,nunca más confié en los lazos de la sangre.Construí mis propios lazos.Tuve hijos prestados a los que arranqué de la muerte...y tuve mi carne perpetuada en quien yo elegí,tal vez libremente,tal vez no...para continuar mi obra.

Este era Gideon,sin duda:megalómano,egocéntrico,dramático, teatral...

-En verdad  no me alejé por lo que aquel asesino loco hizo a esa mujer a quien yo le había enviado crisantemas..Es el caso que yo odio las crisantemas,y esa mujer no valía más para mí que un puñado de cenizas.Siempre he tendido a ver a los otros (salvo a los niños)como puñados de ceniza,reduciéndolos a sus últimas consecuencias.Pero no a ti.No a ti-se puso de pie-A ti te veo como si me viera yo mismo,o como me hubiera gustado verme a mí mismo....
Reid,sin advertirlo,empezó a temblar.
-Me estoy muriendo-dijo Gideon,fijando sus ojos negros en los almendrados ojos de su joven amigo-Tengo cirrosis hepática irreversible,resultado de mi p`ropio método para quitar las penas...Es cuestión de meses....Y,como de mi hijo no quiero ni escuchar la inicial d e su nombre(no es mi hijo,por otra parte,y tengo las `pruebas irrefutables ),y ya he resuelto la situación de mis sobrinos,los dos hijos de mi pobre hermana,he decidido nombrarte mi heredero universal .Esta casa,unas pequeñas propiedades que poseo en Virginia y Filadelfia,mi departamento de Nueva –York,,,y otro que había comprado en  Buenos Aires.:todo será tuyo.No es ni mucho ni poco ...y confío en que harás un buen uso de ello.
-Señor.,yo....
Reid estaba atónito,no podía salir del anonadamiento al que  las palabras de Gideon lo habían arrastrado..
-No importa. Ya nada importa,salvo tú....Tú y lo que nunca te atreviste a decirme.
Se levantó de su silla,se quitó el fumoir.Aparecieron las heridas del pecho,las cicatrces de mil enfrentamientos ,en la camisa abierta....Reid apartó la vista,en un gesto de pudor.
Gideon se acercó a un perchero vienés,escogió una chaqueta similar a la que Reid estaba usando,una bufanda y una gorra con visera.
-Ya vámonos-dijo-A la torre del gato.

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(Roma,Hotel Excelsior,a la misma hora)
Sonó el teléfono,pasado mediodía.
Rossi se revolvió en la cama de su cuarto de hotel.Era Giulio.
-Lo que me has pedido está listo,caro mio.Ë fatto!Te lo envío por fax ahora mismo?
-No.Ponlo en un sobre de papel oscuro,y me lo mandas con  un mensajero.
-Es que no quieres ver lo que dice?-Giulio estaba sorprendido.
-No.Envíamelo tal y como te lo he pedido-dijo,secamente,ycortó.
Encendió un cigarrillo,y enfiló hacia el baño,para tomar una ducha caliente.
Tal vez el agua lavaría por fin el olor de la pasada noche.....
Todos los recuerdos aciagos se asomaron a su memoria,cuando vio su rostro cansado,ojeroso,pálido,en el espejo del cuarto de baño.
En un tiempo había sido ..había sido!...Ahora ,no era más que un hombre viejo.

.
Escondió el rostro entre las manos.
Silenciosamente,sigilosamente,su mecanismo de defensa empezó a funcionar,y,con el fluir del agua,David Rossi regresó del vacío.
Le quedaba la esperanza.
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(Chateau de Combourg,Tour du Chat,a la misma hora).
-La torre tiene un cubículo en la cima-Reid y Gideon subían por las escaleras de piedra, sintiendo que se les cortaba el aliento-En dicho cubículo el poeta tenía sus diálogos infantiles con el fantasma de un gato.Te gustan los gatos,Reid?
-Teniendo en cuenta el hecho de que son capaces de transmitir más de ciento cincuenta enfermedadas a otras especies,incluida la humana,y que la posibilidad de contraer dichas enfermedades es de ,más o menos,40 sobre 100 en el caso de los gatos domésticos,y unos 70 sobre 100,en el de los gatos callejeros o salvajes,urbanos o rurales....pues...sí.Me gustan los gatos,desde luego.-respondió Spencer,con un respingo.
Gideon sonrió.
Cuando el ascenso,que parecía interminable,concluyó,entraron  a un pequeño cubículo,en el que aún podían apreciarse las manchas y vetas de humedad en las paredes.
A un lado,un lecho   diminuto, infantil,que había pertenecido al poeta.
Por el ventanuco entraba una luz difusa,amarillenta,triste.
-A ver,Reid-dijo Gideon,señalando las manchas en el muro-Allí tienes la mancha con la figura del gato.Ahora,perfílame al poeta.
Reid se aclaró la garganta,observó la mancha singular,que,nítida,se destacaba entre las vetas verduscas de la humedad generalizada,y comenzó:
-Tuvo una infancia al parecer dorada,pero muy dura.Pasaba horas en soledad,acompañado solamente por sus fantasmas.Los que él mismo se había creado como defensa ante el abuso reiterado del que era objeto por parte de su padre.Su madre era quizás demasiado permisiva,harto sensible,y vivía en un universo fabricado ad hoc,con jirones de realidad en medio de una bruma fantástica.René creció al amparo de la bruma.Los jirones de realidad,para él,eran como cuchillos.
Gideon rió,fijando sus ojos en los de Spencer:
_Pero,dime...a quién estás perfilando,muchacho?A François René,vizconde de Chateaubriand..o a ti mismo?

Reid bajó la vista.Los ojos negros,inquisidores, recorrieron la figura esbelta,delicada,casi angélica...
-Ángeles en tu vida,Spencer?-
preguntó .
-Rafael-se apresuró a decir Reid,casi en un tono balbuciente...
Temblaba.
Gideon se acercó al joven,y le acarició suavemente la barbilla.
-Suficiente-dijo-Volvamos.

El descenso fue relativamente fácil,como todos los descensos.
En mitad del camino,sin embargo,Reid se volvió porque creyó oir un quejido.
El rostro de Gideon se retorcía de dolor.
-Maestro..se encuentra usted bien?
-Sí,sí,no es nada...no te... preocupes...
Un hilo de vómito rojo colgaba,sin embargo,de la comisura de su boca.Reid extrajo su pañuelo,y se apresuró a limpiárselo.
Gideon,estoicamente,soportaba los horribles dolores que destruían su estómago,su hígado,todas sus vísceras.La cirrosis estaba muy avanzada.Era cierto:
nada podía hacerse ya.
Gideon inclinó la cabeza sobre el hombro de Spencer.
Sin embargo,no pidió ayuda,ni emitió una sola queja.
En medio de aquella angosta  escalera de piedra,ambos hombres quedaron estrechamente abrazados.Reid apretó aún más el abrazo,sin dejar de temblar.
La respiración se le hizo penosa,llena de ansia....Hubo un instante de hesitación mutua,casi  como un vacío,y,entonces....entonces...
Ambos alientos se confundieron  en uno solo.
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ANDANTINO_:
(DEL  OTRO LADO DEL MUNDO)
(Alcoba de Aarón Hotchner,en su vieja casa familiar.Seattle,WA)
La noche  parecía interminable.Los primeros fríos le habían obligado a cerrar la ventana.Miró al hijo dormido,apartó la lámpara de su rostro,y se volvió a su alcoba.
No se había desvestido.Un ascua recorrió sus miembros...
El teléfono seguía mudo.
Era una convención que habían adoptado voluntariamente  durante esas dos semanas de vacaciones;era una necesidad para desahogar el espantoso stress acumulado...

Pero se sentía inquieto.No podía dormir,y apenas alimentarse.No podía ni volverse al hijo de una manera franca,ni disfrutar de sus juegos,ni gozar de la sencilla alegría familiar.
Se sentía un outsider,un rescoldo del averno,como si aquel temido”Dibbuk” con el que el Zeide (abuelo) Yitzhak lo amenazaba cuando hacía travesuras en su infancia se hubiera finalmente apoderado de él.

Era una tontería,pero se sentía un perdido.
(“Y si hubiera solamente diez justos?”...)

(“Sodomita!”)
Veía al abuelo Yitzhak,oberkantor en la sinagoga mayor de Seattle,apuntándole con  su largo y huesudo  índice.
Se veía a sí mismo,niño,tocándose a escondidas,gozando del secreto y del silencio,maldiciendo aquel sucio jugo amarillento que manchaba su inocencia....

El ruido del agua que llenaba la tina le prometía un baño tibio.
Aarón fue hasta el escritorio,abrió una de las gavetas,y extrajo el sobre con las fotografías.
Su memoria voló hasta el lóbrego camposanto en el que lo halló sometido por Hänckel,su memoria se metió en la pesadilla más atroz..
Entró en el  cuarto de baño,y,silenciosamente,muy lentamente,se desnudó.
(CONTINUARÁ)


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