STORIES OF MEN AND BLOOD

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sábado, 11 de agosto de 2012

LA TORRE DEL SILENCIO:CAPÍTULO IV

LA TORRE DEL SILENCIO

Capítulo IV:

(Cuarto de baño de Aaron Hotchner,en su casa familiar de Seattle)

El espejo de luna entera le devolvió su imagen.El cuerpo recio,de carnes apretadas,enjutas,pero poderosamente nervudas; la señal ominosa de la puñalada que alguna vez le propinara el   monstruo en su costado;las invisibles marcas de los mil y un besos que le diera su amante,como manchas de ambrosía mezcladas con veneno,diseminadas por toda su piel,sin pudores,sin tapujos..
(“Spencer....pequeño engendro mestizo de cielo e infierno...”)
(“Spencer...vida  mía...muerte mía...”)
La piel trigueña se erizó de golpe.Los músculos se tensaron en un espasmo inefable,doliente y delicioso.
Su diestra sostenía aquella fotografía tomada en un día radiante(“Quién la habría tomado?García?..Sin duda!”).El rostro puro,recortado suavemente por la mata de largos cabellos color de almendra clara(color de almendra amarga),los ojos casi de oro,de espaldas a un sol estival hiriente y obscenamente atrevido;el cuerpo esbelto como una rama de sauce;los finos miembros suavemente abrasados por la luz del estío;el diminuto bañador color de púrpura,los pies descalzos,esos pies quizás demasiado largos, que había amasado una y mil veces con  caricias y besos..La sonrisa,no explícita,sino tácita,en los labios de melocotón maduro....
Un hilo de saliva asomó a la comisura de sus labios.Su mano izquierda,la siniestra mano del tentador,descendió por sus muslos,en busca de la marca de su raza,que coronaba el fruto,enhiesto,duro,enrojecido por el deseo.
(“Mild un leise....”)(Suave y tranquila)
Recordó aquella vez cuando un caso inesperadamente complejo los arrastró hasta la Opera Metropolitana,durante una representación de Tristán e Isolda...
(“Mild und leise...”)
El amor que muere y mata.
Las notas de aquel pasaje casi orgásmico de Liebestod resonaron en su cabeza,en tanto su mano derecha aferraba ,como una garra,hendiendo las uñas en el papel,la fotografía.
Su mano izquierda,remojada en su propio dolor hecho deseo frustrado,se movía suavemente,lentamente.Dejó que su cuerpo se deslizara dentro de la tina.El agua tibia casi hirió sus carnes .....
Su mano enloqueció.
(“Mild und leise….”)
Su garganta explotó.Ahogó el grito del éxtasis,se mordió los  labios hasta que le sangraron.
(“Tú,Aarón,perro judío  onanista!”)

Luego,el silencio,el vacío..Otra vez la niebla....
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(Estudio de J.Gideon en la Ville d’Autrémont,Combourg)
La mata de seda color miel descansaba sobre el maduro pecho desnudo,cubierto por mil y una cicatrices.
-Recuerdos de Afganistán-dijo Jason,.acariciando el hombro marfileño que se acurrucaba,mimoso,contra su carne-Como esta manta que ahora nos cubre.(Ambos yacían en la chaise longue,desnudos,cubiertos por una bellísima manta afgana de lanilla muy  suave,color lavanda,con figuras caprichosas en  cobre viejo).
Gideon acomodó mejor la manta,arrebujando en ella el cuerpo de Spencer.
-
-Esto..y un muchachito afgano llamado Haman Hamid,que de vez en cuando aliviaba mis pesares con su boca experta,es lo único que me queda de mi aventura centroasiática,aparte de las cicatrices.
Spencer miraba la inmensa biblioteca que servía de pared de fondo al estudio de Gideon.
En cinco minutos leyó y catalogó los títulos de unos doscientos volúmenes en cinco idiomas.
-Tiene usted una interesante colección aquí,profesor.Cuántos volúmenes en total?Un mil seiscientos cincuenta?
-Exacto,hermosura soberana-Gideon entrecerró los ojos,satisfecho,besando el hombro de raso-Exacto-suspiró.

No había querido penetrar a Spencer.Solamente se habían frotado el uno contra el otro hasta el hartazgo,matizando los roces con la exploración de sus bocas:Spencer,casi como un infante,bebiendo ávidamente.Gideon,como un enfermo idiotizado por una droga de sangre palpitante concentrada en las nalgas de Spencer Reid.
-He reunido esta biblioteca a lo largo de toda mi vida,y tengo más ejemplares en mi recámara.Notarás que casi no hay textos criminológicos,salvo los que yo mismo he escrito en el pasado.
Spencer se hallaba entetenido recordando palabra por palabra el volumen segundo de la General History,de Gibbon.
-En Gibbon,sus notas de pie de página son lo más interesante-acotó-Como cuando cita el pasaje en el que Suetonio describe a los pececillos de Tiberio,los muchachos apenas púberes  nadando bajo el agua en la alberca imperial .... ...
Gideon rió,besándole la frente.
-Eres la perfección hecha carne....-susurró,a su oído,lamiendo suavemente la concha de su oreja pálida,delicada.Y agregó,en un tono casi amenazador:
-Y eres mío....

Spencer se incorporó,súbitamente.
Gideon sonrió,con una expresión aviesa en la mirada.
—O...eres de otro?

Hizo una pausa,suspiró hondamente.
-No te preocupes.Siempre lo supe todo.Fue durante aquel caso terrible,en Anchorage,verdad?Los homicidios del carnicero de  Alaska?
Spencer asintió.
-Lars André Tourneur,el desguazador de Juneau.,el que degollaba a sus víctimas con el filo de un trozo de hielo,y luego las depostaba,como en una carnicería.Lo recuerdo como si fuese hoy.Buen trabajo,buen trabajo.Spencer.......
-No había pistas-dijo Reid-El sujeto era asombrosamente hábil...
-Sí.Y el hotel de Anchorage estaba tan atestado de turistas en aquella época del año, que debiste compartir tu cuarto con tu ilustre jefe.Que,además de jefe,se convirtió inmediatamente en tu amante.

-Casi sin advertirlo-dijo Reid,encendiendo un cigarrillo-,como si hubiese sido la actitud  consuetidinaria de una pareja de furtivos,,caímos el uno en los brazos del otro.Usted lo conoce:sabe que no se trata de una persona fácil-Gideon hizo un gesto,asintiendo,en tanto Spencer proseguía-Usted se había quedado en Quántico,retenido por un embrollo bastante importante,un lío de Asuntos internos.Morgan aún guardaba  cama,reponiéndose de sus  heridas.Sólo estábamos las muchachas,él y yo.
Tourneur dejaba notas en los muros de la ciudad,anunciándonos que atacaría a una determinada hora,en un día convenido.Pero las pistas eran casi siempre falsas.Nos devanábamos los sesos...Preparé los detalles del mapa,y me concentré en  la triangulación de una llamada recibida desde un celular desechable...Y...Nada!...Finalmente,encontramos a Tourneur cuando se disponía a escapar de Anchorage por la carretera que conduce a Juneau,la ciudad de la que era oriundo.La carretera estaba helada.El auto derrapó....y Tourneur murió en el acto,ahorrándonos no solamente la tarea de acabar nosotros con él,sino la tediosa ceremonia del arresto,que,en su caso,era ciertamente ridícula.
Cansados,helados,ateridos,volvimos al hotel.Las muchachas se quedaron a   jugar bingo en el gran salón de la planta baja..Nosotros subimos a tomar una ducha caliente ,y a descansar.Era imposible despegar con la tormenta .Soplaba el blizzard como si lo agitase el mismo demonio.Tomé un papel e hice un cáculo de las probabilidades que tendríamos de salir de allí:no vi otra solución que armarnos de paciencia....serían tres o cuatro largos días.
Él sacó de su billetera la fotografía de la rubita,y la miró con tristeza.Quise retribuirle el gesto que había tenido conmigo tras lo de Hänckel,y,sobre todo,crear cierta confianza para poder escabullirme y darles a mis venas lo que me pedían a gritos.-sonrió-Pero yo ignoraba (o no quería admitir)que mis venas no estaban clamando esta vez por una aguja....
Apoyé mi mano en su hombro.Lo miré directo a los ojos.Y entonces me di cuenta de que eran los ojos más hermosos que había visto en toda mi vida,y que su boca filosa,amarga,me atraía como atraen las bebidas espirituosas fuertes.O como atraen los venenos.
Se había quitado la chaqueta,y estaba en mangas de camisa.Se aflojó la corbata.La calefacción estaba altísima.Empezó a desabrocharse la camisa.Mis ojos seguían su mano...
No sé exactamente en qué instante nos estrechamos en un abrazo inconmensurable.
Yo mismo le pedí que me sodomizara.Le dije que si no era él,no sería ningún otro.
Spencer se detuvo,al ver que el rostro de Gideon enrojecía de cólera,.
-Ningún otro?...No has estado,acaso,con Ethan?No copulaste con él cuando despareciste durante toda una tarde,mientras estábamos en Nueva Orleáns?Tú mismo me llevaste luego a conocerlo.Y yo te dije que.como pianista, era bueno.Y quise decir que acaso también fuera bueno como sodomita. Daba por sentado que eran amantes.Sabes que no puedes engañarme.
-No-cortó Reid,secamente-Él quiso obligarme,quería que me desnudara para observar las marcas del crimen en mi piel...Pero yo me rehusé.Y finalmente hubo de abandonar su insistencia.
-Y,dime...Rossi...nunca se te ha insinuado?
Reid se encogió de hombros,sorpendido
-No.Por qué habría de hacerlo?
Reid estaba más que atónito.
-Acaso usted lo conoce?
Gideon sonrió de una manera tan aviesamente burlona,que Reid hasta sintió miedo.
-Y quién te  crees que le sugirió”amigablemente” que volviera a las andadas?El viejo zorro David estaba por  jubilarse.Tiene dos años más que yo.Y tanta experiencia que hasta podría dictar cátedra también acerca de la manera de sodomizar a bellezas  supremas como tú...Rossi es tan perverso como yo mismo:sólo que a él se le nota menos.Hace más de  treinta años que lo conozco.
-De veras?
-Sí.
-Y en dónde le conoció usted,si puede saberse?  En el FBI,en la Universidad,en el Ejército...?
-En el desierto de Nevada.Es una larga historia,que no viene al caso.

Reid comprendió perfectamente que la historia sí venía al caso,y se preguntó qué diablos podían estar haciendo Rossi y Gideon en el desierto de Nevada(muy cerca de donde él mismo,Reid,había nacido) treinta años atrás...Sólo se atrevió a preguntar:
-Ustedes fueron amantes?
La carcajada de Gideon debió resonar en Quántico,por lo estentórea.
-Amantes?!-dijo,ahogándose de risa-Amantes?El “come -spaghetti” y yo?
Esa sí que es buena!!
Reid no se rió.Terminó su cigarrillo,y se tendió nuevamente en la chaise longue,dejando que la manta afgana se deslizara bajo sus tetillas,que aparecieron como dos botoncitos en floración .
Gideon dejó  de reir,y acercó su boca a los pezones de Spencer.
-He estado en el Cairo,pero debo decirte que todas las rosas de El Fayum ,las más bellas del mundo,al abrirse en la mañana bajo el rocío,no pueden competir con tus tetillas.
Spencer se dejó adular y adorar,en tanto pensaba en las medias frases,en las palabras de Gideon,no en las que había dicho,sino en las que no se había atrevido a decir.
Gideon lo hizo girar con un movimiento muy suave,y descubrió las nalgas de Spencer,acariciándolas febrilmente.
-Déjame entrar-susurró-,y me dirás si soy capaz de hacerte gemir tanto como tu circunciso.
(CONTINUARÁ...)



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